viernes, 12 de diciembre de 2014

Attaque 77 – Hacelo Por Mi

En 1989 tenía unos diecinueve, veinte años. Venía de trabajar en una fábrica, me habían echado y estuve ocho meses sin conseguir laburo, aunque me anotaba en todos los trabajos habidos y por haber. De pronto pego un laburo en el Correo, con mejores horarios para poder dedicarme más a mi vida de músico. 

Pero en uno de los lugares donde me había anotado, una casa de instrumentos musicales que queda en Flores, me dijeron después que tenían el puesto para mí, y decidí quedarme en el Correo y que entrara a laburar Mariano. Y ahí componíamos las canciones, en esa casa de instrumentos musicales frente a la plaza Flores.

Yo venía de repartir telegramas, hacía una parada, y nos juntábamos. Había instrumentos por doquier y tocábamos todo el tiempo, porque el dueño era un tipo divino, súper permisivo y se recopaba con nosotros. Un día, Mariano vino y me dijo: “Mirá, tengo este riff”, y me mostró la melodía.

Me decía que se parecía un poco a “Yo te vi en un tren” de Los Enanitos Verdes, y entre los dos empezamos a buscar otra forma de cantarlo. Yo le agregué un puente, la parte que dice “si aún te queda algo de amor dentro de tu corazón”, e hicimos la música entre los dos. La letra salió después. Es mía, pero está inspirada en ciertas vivencias de ambos. Recuerdo que en ese momento me había ido a vivir con mi pareja a una pensión, y al toque se vino a vivir Mariano. Ahí escribí ésta y muchas otras canciones. “Hacelo por mí” trata de cuando al principio idealizás mucho la relación, cuando conocés una persona y te fascinás, y después ahondás más y descubrís cómo es. 

Mariano estaba viviendo un momento muy parecido con una mina que también había idealizado demasiado, y la letra habla de eso y también un poco de las relaciones en general. Esta canción reconoce la culpa en uno, no como en los tangos, y dice: “La culpa la tuve yo”. Pero la verdad es que al principio no le dábamos pelota a la canción. Se abrió paso sola: le gustó a uno, la puso en la radio, y así siguió. Se convirtió en un fenómeno que yo llamo “de calesita”, que es que cuando ya lo pasan en la calesita. Hoy podríamos decir “de ringtone”.

Después, todo fue muy rápido, abrupto y vertiginoso. No entendíamos demasiado. Eramos muy chicos y éramos gente de laburo. Lo nuestro era muy instintivo, como los perros. Sabíamos lo que estaba más o menos bien, por ejemplo la tele o la exposición pública, y sabíamos cuando algo no olía muy bien. Hubo un momento muy particular en que estábamos tocando en el Gran Buenos Aires, terminamos el show haciendo “Hacelo por mí” y Mariano me miró y me dijo: “¡Qué cancioncita hicimos, eh!”.

Porque nosotros no la cantábamos, la cantaba la gente a los gritos. Pero el tema se gastó tanto que se quemó, aburrió. Nos daba bronca y sacamos la canción de los shows, pero no para darle el gusto a nadie sino para protegerla, porque estaban todos tironeando y teníamos miedo que se nos rompa. 

Pasó mucho tiempo y un día estábamos tocando en Paraguay en el ‘96 y no había nadie que no quisiese “Hacelo por mí”, y hacía un montón que no la hacíamos. Y la tocamos. Ahí dijimos: “¡Es nuestro tema, qué boludos que somos, que se vayan todos a la re-puta que los parió!”, y volvimos a hacer nuestra canción.


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