Surgió
vertiginosamente, con la idea de que sea un punto clave entre otros
temas que ensayábamos con Almendra. Siempre sentí que la letra
estaba asociada a Ana María, mi santa hermana, a tal punto que casi
pensé que ése era su verdadero origen, pero la verdad es que no lo
es.
Simplemente “Ana” suena muy bien. Quizás haya una relación
subconsciente, pero mi hermana no tocaba su sombra sobre la alfombra,
y dormía perfectamente en su cama...
mientras que la letra describe
a un ser totalmente desquiciado, como en un punto lo es también
Fermín, a quien concebimos con Emilio dándole, inclusive, la
autoridad de ser “EL” loco de ese hospicio. Yo inventaba
canciones en la casa de mis padres, en la calle Arribeños.
Ahí era
el territorio donde conseguía la suficiente intimidad. En un
principio lo hacía con una vieja guitarra española, luego con mi
primera eléctrica, una Hagstrom sueca. Era la nada y todo a la vez.
A veces era molesto que la enchufara cuando se me daba la gana y que
me pusiera a hinchar, ya siendo Almendra conocido. Porque Arribeños
era el centro creativo, pero no era Electric Ladyland.
Era una vida
prácticamente dedicada a explotar hacia la música y empezar
lentamente a descubrir lo que significaba querer estar en ese lugar,
con todo lo que tiene de bueno y de malo. Creo que ese ritmo rápido
y esa pequeña melodía que insiste fueron los que me animaron lo
suficiente como para poder hacerla.
Siempre pintó la tonada antes
que las palabras, que luego había que poner para completar la
canción. Además, cualquiera de los integrantes de Almendra iba a
poner algo de sí para enriquecerla, como las armonías de voces o
pequeños detalles. La letra usó la espontaneidad de lo que mejor
nos parecía en ese momento.
Cualquiera podría haber encontrado algo
semejante, tal es el caso de “Diana divaga” de Los Abuelos de la
Nada, tema al que naturalmente siento como contemporáneo, o como
antecesor. Aunque las bandas no se conocían, creaban y ensayaban en
diferentes barrios, quizá simultáneamente. “Ana no duerme” es
de un tempo ágil y nos permite volcar cambios de compases, dividir
“a la mitad” y tiene arreglos de viola, más otras cosas como
armonías en séptima y todo en un mismo tema polentoso. Por eso
siempre lo sentíamos como un tema clave.
La versión en Obras 2000,
con Dante en viola, Valentino con Geo Rama rapeando, y Grace Cosceri,
más toda la banda al mango, confirma la versatilidad de la idea.
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